Primera Campaña del Kubán

Esta campaña representó la primera acción del recién formado Ejército de Voluntarios, bajo el mando de los generales Kornílov y Alekséyev, y tras la muerte del primero, Antón Denikin.

En esas circunstancias, parte del Ejército Imperial Ruso decidió unirse con el propósito de reconstituir un poder firme en el país para continuar la guerra.

El atamán Kaledin, con el que Alekséyev debatió los planes sobre la nueva organización armada, aceptó la solicitud de "dar refugio a la oficialidad rusa" en un principio.

El día Navidad se emitió la orden "secreta" por la que el general Kornílov asumía el mando del Ejército, que desde ese día comenzó a denominarse oficialmente Ejército de Voluntarios.

Las tropas bolcheviques intentaban rodear esas ciudades, dejando al Ejército de Voluntarios con muchas bajas, en una situación desesperada.

En la ciudad reposaban hasta 16000 oficiales que se han negado a defender la ciudad, y los generales Kornílov y Alekséyev no consiguieron ni requisar los materiales ni movilizar a la población.

De acuerdo con Denikin, estos batallones y regimientos estaban formados básicamente por cuadros.

[5]​ Al mismo tiempo, desde Matvéyev Kurgán y Taganrog se acercaban a Rostov las tropas soviéticas del comandante Sivers, que había conseguido que la guarnición de Stávropol, la 39.ª división, se adhiriera al bando bolchevique.

La noticia dejó sin sentido la estrategia del Ejército de Voluntarios, que había costado ya muchas vidas.

Ante estos hechos, Kornílov decidió seguir hacia el sur, vía el Kubán, para llegar a las stanitsas cosacas y los aules de la montaña, favorables a los blancos, donde las tropas podrían descansar en espera de momentos más favorables.

Por ello, Kornílov ordenó cambiar la dirección del avance hacia el oeste, cruzando el Bélaya, hacia los aules circasianos, donde el general esperaba poder dar descanso a sus tropas y conservar las posibilidades de unirse con las tropas cosacas bajo el mando de Víktor Prokovski.

Debilitado por los numerosos combates y agotado por las marchas por las tierras negras embarradas del Kubán, el ejército empezaba a extenuarse ante la presión de los elementos.

[5]​ Tras avanzar cruzando el Kubán hasta Yelizavétinskaya, el ejército dio comienzo al asalto de Yekaterinodar, defendida por unos veinte mil efectivos del Ejército Rojo del Sudeste bajo el mando de Sorokin y Avtonómov.

Cartel de reclutamiento blanco de 1919: "Hijo mío, ve y protege la Patria".
Postal conmemorativa de la Marcha del Hielo, publicada por la emigración blanca .