Por ello, la superación del nacionalismo, con el "posnacionalismo" también puede hallarse, no ya, en las entidades abstractas o ideales, sean nacionales o supranacionales, de un mismo cuño organicista, sino en las mismas personas humanas, las que en condiciones de igualdad y diversidad, se constituyen en el fundamento regio de toda organización.Las "identidades nacionales" o "nacionalistas" pierden su importancia relativa frente a la noción que del ser humano construye el Sistema de los Derechos Humanos, sin que ello implique, no obstante, negar o desconocer, los beneficios que, la asociación entre personas, conducida por un camino razonablemente consensuado, genera para el individuo y para el grupo.Varios factores contribuyen a dar forma al posnacionalismo, principalmente económicos, políticos y culturales.[3][4][5] Juan Pablo II, con una base de humanismo cristiano hace un contraste o "antítesis entre individualismo y personalismo.[6] Desde teorías racionalistas y del humanismo secular, el personalismo surge como una corriente en la que se considera que el ser humano es libre en el sentido de consciente de sí mismo y tiene capacidad para tomar unas decisiones para crear así una determinada identidad.El patriotismo hacia este nuevo ente supranacional podría considerarse pues como de patriotismo constitucional, sobre lo que se ha basado el movimiento del federalismo europeo.Catherine Frost, profesora de ciencia política en la Universidad de McMaster, expone que mientras el internet y relaciones sociales en línea fraguan vínculos sociales y políticos tras fronteras nacionales, no tienen "la dedicación o cohesión requirida para apuntalar una nueva moda exigente de relaciones sociales y políticas.[11] Expone que durante el torneo, para los jugadores y aficionados, la deportividad y placer del acontecimiento fueron más importantes que rivalidades nacionales o aún la victoria.