Pomona no sentía ninguna atracción por los hombres, a pesar de ser requerida por todos los dioses campestres.
Ovidio la describe con una hoz en la mano derecha (y a veces con un jabalina como en el caso de otras divinidades).
Entonces, le mostró un olmo enlazado por una vid y comenzó a defender la causa del amor.
[10] Entre los sabinos, a su vez, se encuentra el dios Poemonio, citado en la Piedra de Scoppito.
[11] Durante el largo periodo del Medioevo, figuras como ésta de la diosa itálica han sido poco estudiadas y representadas.
Pomona vuelve a la luz durante el Renacimiento como sujeto de numerosas figuraciones pictóricas y estatuarias.