Esto da lugar a la formación de grandes cadenas montañosas y cuencas sedimentarias.
[2] La Tierra es el único planeta del sistema solar con placas tectónicas activas, aunque hay evidencias de que en tiempos remotos Marte, Venus y algunos de los satélites galileanos, como Europa, fueron tectónicamente activos.
A estas cuencas se les denominó geosinclinales, y al proceso de deformación, orogénesis.
Otro descubrimiento del siglo XIX fue una cadena montañosa o dorsal en medio del océano Atlántico, que observaciones posteriores mostraron que se extendía formando una red continua por todos los océanos.
Tales movimientos habrían deformado los sedimentos geosinclinales acumulados en sus bordes y originado nuevas cadenas montañosas.