El término geosinclinal, palabra proveniente del griego antiguo compuesta por γεω (geo) y συγκλίνειν (sinclinal),[1] ha sido usado principalmente para un concepto geológico ahora obsoleto[2] que intentaba explicar el movimiento vertical de la corteza terrestre y otras observaciones geológicas.
En las capas más profundas de la fosa los sedimentos se transforman en rocas metamórficas.
Bajo los efectos conjugados de la presión, la temperatura, las fumarolas y otras manifestaciones del magmatismo, los sedimentos arcillosos se convierten en gneis y en micasquistos, mientras que los sedimentos calcáreos se transforman en mármol.
Como los dos taludes del geosinclinal siguen aproximándose, el volumen por ellas limitado va reduciéndose.
Así, pues, su contenido sedimentario se pliega, emerge y desborda por ambos lados, fenómeno correspondiente al surgimiento de una nueva cordillera.