El periodo Epiclásico mesoamericano, Epiclásico o Clásico tardío es el comprendido entre los años 650 y el 850, en la transición entre el ocaso de Teotihuacán y las migraciones chichimecas al Altiplano central, con la posterior conformación de las sociedades del Posclásico.También, aunque tradicionalmente no se les considera dentro del desarrollo del epiclásico, por pertenecer a regiones más alejadas y de índole étnica diversa, influyeron en los procesos políticos del Altiplano central, Paquimé, La Quemada, Chapiteles, Ferrería, en el norte, la Tradición de Teuchitlán y Cañada de la Virgen en el occidente, Tamtoc y Tajín en la Costa del Golfo[3] La desintegración del sistema teotihuacano trastocó todos los órdenes, derivando en inestabilidad generalizada en la hegemonía política, económica y cultural que ejercía sobre un buen número de sociedades del Clásico, causando fuertes movimientos demográficos que originaron múltiples centros de poder regional que controlaron unidades políticas menores.Dicha fragmentación repercute en las sociedades hondamente lo que se evidencia en los cambios arquitectónicos hacia sitios fortificados y en zonas potencialmente defensivas como montañas que permitían una visión íntegra del valle donde se asentaban como Xochicalco.El periodo intermedio del Epiclásico creó sociedades poderosas regionales que continuaron muchas pautas establecidas en el Clásico y reforzadas en el Posclásico.En este periodo se difunde y produce extensivamente la cerámica de tipo Coyotlatelco.