Tras su retirada pasó a ejercer como comentarista de las grandes vueltas ciclistas por etapas en radio y televisión.
En 1982, se convierte en ciclista profesional, manteniéndose en las filas del equipo Reynolds, al cual pertenecía ya en categoría amateur.
Durante su primera temporada, Delgado consiguió algunos triunfos menores y fue 3.º en la Clásica de San Sebastián.
También ese año debutó en el Tour de Francia, llegando a marchar 2.º en la clasificación general, aunque finalmente termina 15.º.
Logró el primer gran triunfo de su carrera deportiva, al imponerse en la Vuelta a España.
En el Tour, solo pudo ser tercero, y finalizó la temporada siendo 2.º en la Volta a Cataluña.
Sin embargo, una inoportuna enfermedad, le privó del estado de forma óptimo y no logró rendir al mejor nivel.
En la penúltima etapa, una contrarreloj, la lluvia y el riesgo excesivo hicieron que el corredor segoviano sufriera una caída, en la cual no sufrió lesiones de importancia pero sí perdió la concentración, lo que le llevaría a perder la tercera posición y a terminar 4.º por detrás de Raymund Dietzen.
En 1986, logró ser segundo en la sexta etapa, con final en los Lagos, por detrás de Millar.
Una escapada en los primeros días de carrera, proporcionó a este último el liderato y una cómoda ventaja en la clasificación general.
Sin embargo, el ciclista vasco se hundió en la 10.ª etapa y en las primeras dificultades montañosas del día, comenzó a descolgarse.
Sin embargo, Delgado no llegaría a alcanzarlo, finalizando 2.º en la clasificación general final.
En 1992, Perico Delgado se presentó en la ronda española como jefe de filas del equipo Banesto y firme candidato a la victoria final.
Durante las primeras etapas de montaña, se enfrentó prácticamente en solitario al equipo Amaya Seguros, capitaneado por Jesús Montoya, el cual le plantó batalla en todo momento.
Tras múltiples e infructuosos ataques en los días siguientes, Delgado terminaría finalmente en 3.ª posición en la general.
En 1988, logró ser segundo en una etapa, y terminó 7.º en la clasificación general de una carrera muy dura por las condiciones climatológicas.
Terminó el Tour en la 15.ª posición, pero convencido de que podía hacer grandes cosas en la carrera francesa.
La edición de 1984 no comenzó muy bien para el corredor segoviano, al sufrir una caída en la primera etapa.
Por su valentía en las bajadas y, sobre todo, a raíz de aquel descenso a tumba abierta y la posterior caída, algunos admirados periodistas franceses bautizaron al joven Delgado con el sobrenombre de "Le Fou" ("El Loco").
En 1986 repitió el mal comienzo de la edición anterior, perdiendo mucho tiempo en las etapas cronometradas, tanto por equipos como individual.
En la primera etapa de los Pirineos, con final en Pau, se escapó junto al líder, Bernard Hinault.
Consiguió mejorar los inicios de años anteriores y no perdió demasiado tiempo en las etapas cronometradas.
Se mostró el más regular durante los primeros días de competición, y aunque la mala suerte volvió a hacer aparición en la 5.ª etapa, donde perdió más un minuto respecto a los favoritos a causa del corte producido por una caída,[8] dicha suerte cambió al día siguiente, en la 1.ª contrarreloj, cuando las condiciones climatológicas se aliaron con el segoviano para que marcase un tiempo mejor que el de la mayoría de los favoritos.
El laboratorio responsable del control había comunicado el positivo a la dirección de la carrera al interpretar erróneamente la reglamentación, y consultar la lista del COI (Comité Olímpico Internacional), en la que sí aparecía.
Sus compañeros tuvieron que esperarle y el equipo clasificó último con un retraso de 4:32 con respecto al primero.
Entre esos corredores se encontraba el italiano Claudio Chiappucci, que terminaría 2.º en la general al final de esta edición.
Tras el paso por los Alpes, Delgado era 5.º en la clasificación general y llegaría a ser tercero.
En 1991, asistió al Tour en condición de colíder junto al navarro Miguel Induráin, que ya había realizado una gran actuación el año anterior y había sido 2.º en la Vuelta de ese mismo año.
Al mismo tiempo, Induráin se metió en la lucha por el liderato y consiguió vestirse de amarillo.
Delgado se vio relegado a la función de gregario del corredor navarro, que lograría la victoria final.