El Cabildo decidió convocar unas oposiciones a la que se presentaron diez aspirantes:[5] Los participantes enviaron sus obras para que el organista Manuel Fernández Troche las evaluase y ensayase con la capilla de música.
[3][6][4] En 1779 «el cura de Fruime», Diego Antonio Cernadas y Castro, publicó dos poemas mencionando a Cifuentes:[7]
Estábamos, segun él nos tenía corrompidos, hechos todos un vinagre, y aun no era preservativo.
No hallaba á su sed remedio pues con los muchos estios, secaron por esta tierra todas las fuentes del Pindo.
Butron fuese al otro barrio, Salgado sigióle el hilo, Ribera se sepultó, y cerca anda Rubiños.