Buono Chiodi
Durante el año que duró su ausencia, el Cabildo respaldo la labor musical de Chiodi ante el arzobispo de la diócesis, Francisco Alejandro Bocanegra y Jivaja,[1] para quien la música del italiano era más apropiada para el teatro o la comedia que para el ámbito religioso.Se tiene constancia documental de que también había compuesto arias y otras piezas profanas.La mayoría de ellas son autógrafas (manuscritas): se conserva un Credo a concerto a 4 (1750) y un Miserere (1766) de su época italiana; y de su época compostelana se conservan Misas solemnes, Salmos, Motetes, Lamentaciones, Tatum Ergo, Letanías, Ave Marías, Salve Regina, Regina Coeli, Te deum, Veni creator, Villancicos, más obra incompleta y papeles sueltos.Con Chiodi el italianismo barroco llegó a su apogeo en Santiago, después de haber vivido días verdaderamente gloriosos.Buono Chiodi fue sucedido en el cargo por Melchor López que inicialmente continuó con el barroquismo italiano para girar su estilo, desde 1795, hacia el clasicismo centroeuropeo de la segunda mitad del XVIII.