Triunfante la revolución e instaurado el segundo gobierno de Castilla, apoyó a este mandatario en la lucha contra la revolución del general Vivanco, que desembocó en una sangrienta guerra civil (1856-1858).
Luego pasó a Lima, donde atendió diversas misiones gubernamentales.
En 1865 se plegó a revolución nacional encabezada por el coronel Mariano Ignacio Prado contra el gobierno del general Juan Antonio Pezet, a raíz del problema suscitado por la presencia arrogante de la Escuadra Española en la costa peruana.
Tras una estadía en Lima, pasó a Arequipa, donde permaneció estacionado hasta la firma del tratado de Ancón.
Actualmente, en el Distrito de Barranco hay una plaza que lleva su nombre a la espalda del Colegio San Luis.