Esta partita es quizá la más exuberante y alegre de las tres que componen el libro.
[2] Para Nicholas Anderson es la más accesible de las seis obras para violín solo.
La de Bach es quizás una danza menos pesada que el loure medio.
La alegre y pegadiza melodía de la gavota se toca cinco veces en total, seis si se cuenta la repetición de los ocho compases iniciales.
Logra cautivadores efectos a partir de los contrastes dinámicos cuidadosamente marcados por Bach.
[2] Aporta a la partita una conclusión cálidamente expresiva y cordial.
[6] El Preludio también fue transcrito por Bach en dos ocasiones:[3][7] En 1933 Serguéi Rajmáninov transcribió para piano (y posteriormente grabó) las siguientes partes: Preludio, Gavotte y Gigue de esta partita (como TN 111/1).