En ambas provincias se contará desde el principio con importantes cuadros que jugarán un importante papel en el conjunto del PCE como Dolores Ibárruri como ejemplo por Vizcaya o Ramón Ormazábal como ejemplo por Guipúzcoa.
Posición combatida en el seno del partido por la parte más consciente, que defendía que la República era un avance para los intereses de la clase trabajadora y un anhelo democrático elemental de la misma.
A través de estas crisis; en la compleja lucha por la unidad ideológica interna, en la lucha cotidiana por las reivindicaciones de los trabajadores, en la resistencia a las persecuciones policíacas, en las cárceles y en el trabajo clandestino, fueron formándose las comunistas vascas, fieles al marxismo, intransigentes frente al reformismo, indoblegables en las torturas y ante los tribunales, cimiento y base sobre los que se levantó el Partido Comunista de España y el futuro Partido Comunista de Euskadi.
En 1932 se celebró en Sevilla el IV Congreso del PCE, donde se cambió la línea política sectaria que había desarrollado la dirección del partido bajo la Secretaría General de José Bullejos, tal y como lo describe uno de los más destacados dirigentes Comunistas de Euskadi, Ramón Ormazabal (más tarde secretario general del EPK): “En el IV Congreso esta crisis latente fue decididamente abordada y halló su solución.
Nombres como Jesús Larrañaga, Ramón Ormazábal, Leandro Carro o Dolores Ibárruri “Pasionaria”, formarían parte del mismo.
Frente al racismo, al chauvinismo, al separatismo, las discriminaciones y las alianzas con la reacción que se planteaban desde el nacionalismo burgués, el EPK planteaba la igualdad de consideración entre nativos e inmigrantes, la identificación de la identidad nacional con la democracia, la autodeterminación como libre decisión del conjunto del pueblo sobre su futuro, la colaboración entre todas las fuerzas democráticas vascas contra el fascismo,y la de estas con las fuerzas democráticas del resto de España.
Se formaría así también en Euskadi el Frente Popular unos meses más tarde, aglutinando a los comunistas, socialistas, republicanos de izquierda y a Acción Nacionalista Vasca, quedándose fuera por voluntad propia el PNV.
Así obtuvo el EPK su primer diputado, Leandro Carro; igualmente Dolores Ibárruri que fue elegida diputada por Asturias, defendiendo ambos este programa en las Cortes hasta que el alzamiento fascista inició la Guerra Civil.
En octubre de ese mismo año 1936 y ya iniciada la contienda, se aprueba el Estatuto Vasco y se constituye el Gobierno Vasco presidido por Aguirre (PNV), entrando a formar parte del mismo Juan Astigarribía, secretario general del EPK.
Así destaca en los primeros combates el militante del partido Manuel Cristóbal Errandonea, quien asumió la máxima responsabilidad junto al Coronel Ortega (militar profesional y no militante político) en la defensa de la zona de Irún, donde se dio el primer envite fascista importante, ya que en Navarra el alzamiento aplastó desde el principio a los republicanos, que si bien habían sufrido un fuerte crecimiento en los últimos años, no pudieron frenar la hegemonía carlista alineada con los insurrectos.
La historiografía oficial se centra casi en exclusiva en los gudaris del PNV y trata muchas veces a los Batallones Comunistas como “republicanos” de una manera genérica sin destacar la capacidad y apoyo que tuvo el EPK en la guerra en Euskadi.
Entre estos últimos el PNV intentó incluso negociar con Franco a través del Vaticano, sin ningún resultado, y que firmó la paz con las tropas italianas (bando franquista) en Santoña-Laredo.
La actividad clandestina dentro del régimen franquista comenzaría para las comunistas vascas prematuramente, ya que al caer Euskadi en el primer año de la guerra, muchos militantes comenzaron el trabajo dentro de la zona fascista.
Otros como Saturnino López formarían las primeras guerrillas antifranquistas dentro de territorio nacional, cayendo rápidamente también.
Algo más tarde, en 1942 sufrirían la misma suerte dos destacados fundadores del EPK como fueron Jesús Larrañaga e Imanol Asarta.
Se eligió, en el II Congreso del Euskadiko Partidu Komunista, un Comité Nacional de cincuenta miembros.
Entre 1977 y 1982, desplazando del cargo a Ramón Ormazábal, su secretario general fue Roberto Lertxundi, el cual procedía de ETA-VI Asamblea.
[4] Este fracaso electoral abrió una crisis interna que las discusiones sobre el excesivo centralismo del partido agravaron.
[7] De esta manera, en 1982 se materializa la fusión entre el sector mayoritario del PCE-EPK y EE,[8] manteniéndose el sector restante vinculado al Partido Comunista de España, entonces liderado por Santiago Carrillo.
En las elecciones generales de 1986 la situación se agrava al presentarse el PCE-EPK por separado de Izquierda Unida-Ezker Batua (IU-EB) en el País Vasco, obteniendo IU-EB 13.690 votos (1,25%) y PCE-EPK 10.255 (0,94%).
En 2002 sería elegida secretaria general del PCE-EPK Isabel Salud, quien fue reelegida sucesivamente hasta 2010.
Congreso, celebrado en 2013 en Bilbao el joven historiador Fernando Atxa fue elegido secretario general de la organización.