Rod E. Geiger Roberto Rossellini Sergio Amidei Klaus Mann Federico Fellini Marcello Pagliero Alfred Hayes Carmela Sazio Robert Van Loon Dots Johnson Alfonsino Maria Michi Gar Moore Harriet Medin Renzo Avanzo William Tubbs Dale Edmonds Arthur Mayer & Joseph Burstyn Paisà[1] es una película de guerra neorrealista italiana del 1946 dirigida por Roberto Rossellini, la segunda de la trilogía de Rossellini formada por Roma, ciudad abierta, Paisà y Alemania, año cero.
Cuando los norteamericanos regresan, se encuentran el cuerpo de Joe y asumen que Carmela lo ha matado.
Un huérfano llamado Pasquale (Alfonsino Pasca) se encuentra con Joe (Dots Johnson), un soldado afroamericano amargado y completamente borracho.
Al día siguiente, Joe atrapa a Pasquale mientras el pequeño intentaba robar los suministros de un camión.
Ella y el partisano Massimo (Renzo Avanzo), un hombre desesperado por las noticias sobre su familia, arriesgan su vida y cruzan hacia la ciudad todavía ocupada a través del supuestamente secreto Corredor Vasari, que cuando Rossellini lo filmó aún estaba casi vacío de su colección de arte.
Mientras consiguen cruzar al otro lado, Harriet y Massimo se encuentran en medio de una Florencia arrasada por la guerra.
Tres religiosos norteamericanos son bienvenidos a pasar la noche en un monasterio católico recientemente liberado.
Los monjes están consternados en saber de Martin que sólo él es católico; sus dos compañeros son protestante y judío.
Rescatan a dos aviadores británicos abatidos, pero se quedan sin munición en una batalla contra el enemigo y son capturados.
Los partisanos son ejecutados al día siguiente, ya que no están protegidos por los convenios de Ginebra.
[3] Rossellini contrató a seis escritores, cada uno de los cuales tenía que escribir un episodio: Klaus Mann, Marcello Pagliero, Sergio Amidei, Federico Fellini, Alfred Hayes y Vasco Pratolini.
Aunque existiera el guion, Rossellini acostumbraba a improvisar con los actores y reescribía las historias mientras se filmaban.
[5] Bosley Crowther, del New York Times, la aclamó y escribió: "marca un hito en la expresividad de la pantalla".
[6] José Luis Guarner elogió el primer episodio, afirmando que la cámara "se mantiene quieta durante toda la larga conversación, contenida para mirar y grabar, como una película de Louis Lumière.