El primer paso fue la negociación del Estatuto de los partidos políticos.
El Frente Amplio hizo un llamado a votar en blanco, pero con malos resultados; de hecho, se considera que una considerable porción de votantes frenteamplistas sufragaron por el wilsonismo, y una cantidad menor por la CBI colorada.
Otros sostenían que se podía utilizar este espacio legal para reorganizar al movimiento obrero.
El estrado se instaló frente al Palacio Legislativo, “mirando” para la Avenida del Libertador.
El Frente Amplio no fue invitado a participar de las negociaciones.
Las Fuerzas Armadas presentaron las bases de la negociación en un documento que repetía el mismo texto constitucional que había sido rechazado en el plebiscito de 1980.
Se retiraron los representantes de Por la Patria, Juan Martín Posadas y Fernando Oliú, por directiva de Wilson Ferreira Aldunate, quien rechazaba cualquier negociación en la situación de presión que se vivía, cuando el semanario La Democracia sufría una y otra clausura y dirigentes nacionalistas eran procesados por la justicia militar.
Los militares exigían mantener el estado de subversión y la suspensión del habeas corpus.
La séptima y última reunión del Parque Hotel se efectuó el 5 de julio.
A diferencia del acto programado para el 6 de agosto, este si fue autorizado.
Partido Nacional Los representantes del Partido Nacional no concurrieron a las negociaciones por no compartir el planteo militar de realizar las elecciones con partidos y personas proscriptas (entre ellas, su entonces líder, Wilson Ferreira Aldunate, encarcelado desde el retorno del exilio, el 16 de julio de ese año).
[2] Partido Laborista A algunas reuniones asistieron dos representantes de un supuesto Partido Laborista, que después se retiró de las conversaciones y no se presentó a las elecciones.
[3] En la reunión del 1° de agosto se redactó el llamado Acto Institucional N.º 19, que recogió lo convenido entre políticos y militares.
Los colorados entendieron que no podían negociar solos un acuerdo (ya que no constituían una mayoría nacional), por lo que los militares modificaron su antigua postura, permitiendo la participación de representantes del Frente Amplio, donde los sectores nucleados entonces en la llamada Izquierda Democrática Independiente (IDI) dieron una infructuosa batalla para oponerse a la concreción del pacto.
A diferencia de las del Parque Hotel, fueron secretas y no se llevaron actas.
El acuerdo final alcanzado fue una negociación, no algo impuesto por una de las partes.
En su parte medular, el mensaje del líder del Partido Nacional decía: "Todos saben que me conmueve ver al partido movilizándose para exigir mi libertad, en una forma que no podré olvidar jamás (...) pero ahora, cuando entramos a decidir nuestra posición sobre el pacto Medina- Sanguinetti, los argumentos decisivos ya no son simplemente entre los que nos llevaron a no acudir a la COMASPO y al Club Naval (...) El pacto compromete y muy gravemente todo el futuro democrático del país (...) el Acto Institucional que pudiera dictarse será tan malo -y quizás más malo- que los anteriores."
Las elecciones nacionales de 1984 se realizaron con Ferreira y Seregni proscriptos políticamente.
El Pacto del Club Naval no se cumplió en su totalidad.
Sin embargo, instaladas las nuevas autoridades, nadie volvió a hablar del asunto.
Dirigentes del Partido Nacional, en ocasión de fundamentar su apoyo a ley, afirmaron que la impunidad para militares se había acordado en forma implícita en el Pacto del Club Naval,[8] hecho que siempre fue desmentido por los participantes.