Considerado padre del monacato cenobítico, se convirtió al cristianismo en el transcurso de un viaje a Alejandría, altamente impresionado por las buenas cualidades que pudo ver entre los cristianos de aquellas tierras, en especial la caridad.
Pacomio nació alrededor del año 292 en Tebas (Luxor, Egipto) de padres paganos.
Junto con varios otros jóvenes, fue puesto en un barco que navegó río abajo por el Nilo y llegó a Tebas en la noche.
Esto le produjo una fuerte impresión, y Pacomio se prometió investigar más la cristiandad cuando saliera.
Luego, Pacomio entró en contacto con varios ascetas conocidos y decidió seguir adelante en ese camino bajo la tutela del ermitaño de nombre Palemón (año 317).
Su hermano mayor Juan se le unió y pronto más de 100 monjes vivían cerca.
La comunidad le aclamó como “Abba” (“padre” en hebreo), de donde viene la palabra “Abad.” El monasterio de Tabennisi, si bien fue expandido varias veces, se volvió pronto demasiado pequeño y se fundó un segundo monasterio en Pabau (Faou).
Después del año 336, Pacomio pasó la mayor parte de su tiempo en Pabau.
Los ayunos y el trabajo se distribuían de acuerdo con la fuerza del individuo.
Así pues, las horas de las comidas y la duración de sus ayunos los decidían cada uno, podían comer en común con los demás o pedir que les llevaran pan y sal a sus celdas cada día o cada dos días.
Los monasterios creados por Pacomio llegaron a ser centros fabriles de producción, con un recinto rodeado por un muro, en el que había cabida hasta para mil monjes repartidos en las distintas casas.
Cada cierto tiempo se reunían todos los frailes para tratar asuntos comunes y de religión.
En una generación, las prácticas cenobitas se dispersaron de Egipto a Palestina y al Desierto de Judea, Siria, África del Norte y eventualmente a Europa occidental.