En tiempos recientes, se ha llevado también a la península ibérica, las islas Canarias, Estados Unidos, Hawái y numerosos cotos de caza en todo el mundo, incluso en lugares tan lejanos como Chile[5] o Argentina.
Los machos tienen unos cuernos grandes, similares a los del carnero doméstico, que se curvan hacia atrás hasta casi cerrar un círculo y de mayor tamaño cuanto más viejo es el animal (máximo: 90 cm).
Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, al haber sido introducida en Canarias, y está prohibida en esta comunidad autónoma su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.
Se puede citar las poblaciones francesas en el Macizo Central, Pirineo oriental, Alpes marítimos y, por supuesto, Córcega, donde recibe el nombre de muvra.
Hay poblaciones en Austria, Bulgaria, Península de Crimea (Ucrania), Suecia (Bohüslan) y Croacia, entre otros países.
Básicamente diurno, en el invierno se le puede ver alimentarse desde el amanecer hasta la puesta del sol, mientras que en el verano muestra actividad sobre todo en las primeras horas de la mañana y la noche.
Para poder incorporarse a una de estas manadas, los machos deben medir antes sus fuerzas entre sí, entrechocando sus cuernos violentamente.
La bóveda craneana está reforzada para disminuir los efectos del impacto, pero esto no logra evitar un leve aturdimiento de los contendientes tras un golpe especialmente potente.
El muflón puede hibridarse con ovejas domésticas (Ovis orientalis aries) y producir descendencia fértil, ya que ambos pertenecen a la misma especie.