El oído interno se localiza en el cráneo, en la pirámide petrosa o peñasco del hueso temporal, que dispone de una oquedad llamada laberinto óseo.
Está formado por dos partes diferenciadas: El oído interno o laberinto se encuentra en el interior del hueso temporal, se puede dividir para su estudio en tres cavidades:[2] Las fibras nerviosas que salen del vestíbulo y los canales semicirculares se reúnen para formar el nervio vestibular, las que salen de la cóclea forman el nervio coclear.
[2] El laberinto óseo es una cavidad irregular excavada en el hueso temporal formada por varios espacios unidos entre sí, en su interior se encuentra el laberinto membranoso que tiene la misma forma y está constituido por un conjunto de conductos huecos por los que circula un líquido denominado endolinfa.
La cóclea está formada en realidad por tres conductos paralelos separados por dos membranas:[6] Dos membranas separan estos conductos: La rampa vestibular se relaciona con la ventana oval mediante el vestíbulo y la rampa timpánica limita con la ventana redonda.
[12] Otras patologías son: trauma acústico,[13] ototoxicidad, otoesclerosis, colesteatoma, enfermedad de Ménière y laberintitis.