Oña

Fue una ubicación muy importante en la Edad Media y tuvo relevancia durante la formación de Castilla, todo lo cual ha quedado reflejado en su amplio conjunto monumental que conserva.

El relieve del municipio es montañoso por el norte y más llano por el sur.

Por el sur, la zona más llana corresponde al valle del río Oca, que recoge además las aguas del río Homino poco antes de llegar a la villa.

El 13 % de su término (2064,17 hectáreas) queda afectado por la ZEPA Sierra de la Tesla-Valdivielso, donde destacan las siguientes especies: buitre leonado (Gyps fulvus); aguilucho pálido (Circus cyaneus); alimoche (Neophron percnopterus) y chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax).

Dos siglos más tarde, en concreto en el año 950, el primer conde independiente de Castilla, Fernán González, le concede sus primeros privilegios.

Las exenciones y fueros con los que contaba Oña, en especial los concedidos por el rey Alfonso VIII, contribuyeron a su desarrollo económico y fueron el foco de atracción para una numerosa comunidad judía.

Entonces se eligió alcalde a José I. Castresana Alonso de Prado (PP).

[11]​ Dependen las siguientes localidades: La Facultad de Teología, regentada por los jesuitas, que con tanto prestigio viene funcionando desde 1880, finaliza su actividad académica en el curso 1966-1967, ya que se traslada a Bilbao, concretamente a Deusto.

[14]​ Destacaron por su labor docente personalidades como Mariano Gutiérrez-Lanza, Romualdo Galdós o Salvador Cuesta.

Oña en 1921, acuarela original por Mariano Pedrero .
Monasterio de Oña
Monasterio de San Salvador