El hecho desató un escándalo que provocó su despido de la publicación y lo llevó a refugiarse en distintas provincias del interior argentino.
Las sospechas se acrecentaron cuando le propuso a Hopenhayn realizar, juntos, un informe para National Geographic: descubrieron que Maciel no tenía ningún vínculo con la publicación norteamericana.
La única modificación había sido el reemplazo de la palabra "Dios" por "utopía" en todas sus apariciones.
[6] Luego del escándalo se recluyó en la provincia de Neuquén, donde asegura haber pasado su infancia.
Un año más tarde ingresó en un diario de La Paz, donde escribió columnas que luego se descubrirían plagiadas a Osvaldo Soriano.
En la nota (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
Inspirado por la nota de Cicco, en 2006 el cineasta Eduardo Montes Bradley se contactó con Maciel para realizar un documental sobre su historia.
En 2011, el periodista entrerriano Eliezer Budasoff lo entrevistó para una crónica que sería publicada por la revista Gatopardo.
Maciel vive junto a su familia en Gualeguaychú, donde sigue escribiendo para El Argentino, en las secciones Educación y Medio Ambiente[10] e Información General, entre otras.