Respondía a un concepto de sociedad corporativa en la que únicamente debían expresarse las llamadas entidades naturales: familia, municipio y sindicato.
La red se difundía hacia abajo por todas las instituciones llegando hasta el alcalde de cada pueblo que actuaba como jefe local del Movimiento.
En los últimos años del franquismo, el inicio de la transición política era visible, y se llegó a proponer por Carlos Arias Navarro una ley de Asociaciones Políticas (que autorizara las que respetaran los principios del Movimiento Nacional).
Todo el aparato del Movimiento proporcionó datos que resultaron fundamentales para llevar a cabo el encarcelamiento o desaparición física de opositores al Alzamiento y al Movimiento Nacional, participaron en la formación de Comisiones Depuradoras que tenían entre sus objetivos separar del servicio a los funcionarios del antiguo Estado Republicano que se habían mostrado desafectos hacia el nuevo Estado Nacional franquista.
Desde el personal subalterno e intermedio de las administraciones públicas hasta los cargos directivos, incluso cierta cantidad de plazas del profesorado universitario (dejadas libres por la guerra y el exilio), fueron ocupadas por personas vinculadas al Movimiento, en algunos casos mediante oposiciones patrióticas a las que los aspirantes (y a veces el propio tribunal) acudían uniformados, y que explícitamente tenían en cuenta los méritos políticos o el heroísmo demostrado, frente al de sus posibles competidores.