Mortalium animos

En ella se persigue —tal como recoge el encabezamiento— "favorecer la verdadera unidad religiosa", condenando a su vez los ideales del incipiente movimiento ecuménico.Pío XI reafirma en Mortalium animos la doctrina católica tradicional: la Iglesia disfruta de una unidad orgánica visible que, al haber sido constituida por Dios, está divinamente protegida.Comienza el papa la encíclica reconociendo el deseo de unidad que se descubre en la sociedad del momento:Pero, sin embargo, enseguida señala que, a pesar de esos deseos, no es posible compartir las esperanzas que manifiesta el incipiente movimiento ecuménico producido en algunos ambientes protestantes, donde se piensa que las naciones, aunque difieren entre sí en ciertos asuntos religiosos, llegarán sin mucha dificultad a ponerse de acuerdo como hermanos en profesar ciertas doctrinas, que forman como una base común de la vida espiritual.Por esta razón, estas personas organizan con frecuencia convenciones, reuniones y discursos.