Los misterios dionisíacos fueron un ritual en la Antigua Grecia y Roma que a veces empleaba sustancias psicoactivas y otras técnicas que inducen al trance (como la danza o la música) para eliminar las inhibiciones y restricciones sociales, liberando así a la persona para que regrese a un supuesto estado natural.
Sin embargo, una vez que se descubrió el nombre de la deidad en tablillas micénicas en Lineal B, tal teoría fue abandonada y el culto se empezó a considerar indígena, previo a la civilización griega.
A este punto es incontestable si el culto se originó en la Creta minoica (como un aspecto de un antiguo Zagreo) o en África –o incluso en Tracia o Asia, como un proto-Sabacio–, debido a la falta de evidencia.
También se derramaba vino sobre la tierra y su vid en crecimiento, completando así el ciclo.
El culto no tenía que ver únicamente con la vid en sí misma, sino también con los demás componentes del vino.
[2] Además, miel y cera de abejas eran añadidas a menudo al vino, introduciendo una bebida aún más antigua (hidromiel).
Otras plantas que se cree han sido de importancia vitulturalmente fueron también incluidas en el conocimiento tradicional del vino, como la hiedra (que se creía contrarrestaba la embriaguez, y era por tanto, opuesta a la vid, y que florecía en invierno en lugar de verano); el higo (un purgante de toxinas) y el pino (un conservante del vino).
Los ritos se basaban en un tema estacional de muerte y renacimiento, común entre cultos agrícolas tales como los misterios eleusinos.
Según observadores griegos y egipcios contemporáneos, los misterios osirianos eran paralelos a los Dionisíacos.
Celebraba aquello que estaba fuera de la sociedad civilizada y un regreso a la naturaleza primordial—que luego asumiría matices místicos.
En tal sentido, Dioniso era el dios-bestia interior, o la mente inconsciente de la psicología moderna.
Todas las personas eran iguales en un culto que invertía sus roles, similar a como ocurrió en las saturnales romanas.
Esta colección de citas clásicas describe ritos en las áreas rurales griegas en las montañas, a las que se hacían procesiones en los días festivos: Esta práctica está demostrada en la cultura griega por las bacanales de las ménades, tíades y bacoi; muchos gobernantes griegos consideraban al culto una amenaza para la sociedad civilizada y querían controlarlo (cuando no suprimirlo del todo).
Almizcle, almizcle de civeta, olíbano, estoraque, hiedra, uvas, pino, higos, vino, miel, manzanas, cáñamo indio, raíz de orquídea, cardo, todos los árboles silvestres y domésticos.
Dioniso tiene numerosos animales sagrados, tales como el leopardo o el toro[7] Otros animales sagrados los leones y otros grandes felinos, las cabras, los burros y las serpientes.
[7] El toro y la cabra y sus «enemigos», la pantera (o cualquier gran felino – una vez que los griegos colonizaron parte de la India, el tigre de Shiva a veces reemplazó a la pantera o al leopardo tradicionales) y la serpiente (probablemente derivada de Sabacio, pero también encontrada en cultos del norte de África); asimismo, el delfín, el león y la abeja.
Aparece también como epíteto de ríos y el océano, que simbólicamente eran representados como toros, para indicar su efecto fertilizador sobre las tierras.