La primera inspiración de Ariel Ramírez para escribir una obra religiosa se produjo en los años cincuenta, cuando era un músico desconocido y residía en un convento en Würzburg (Alemania).
Allí se relacionó con dos hermanas, Elisabeth y Regina Brückner, quienes le contaron que una hermosa casona frente al convento había sido un campo de concentración durante el nazismo ―apenas unos años antes―, y que ellas, a pesar de estar castigado con la muerte, noche a noche llevaban comida a los prisioneros.
El texto de la Misa Criolla es una adaptación realizada por los sacerdotes Antonio Osvaldo Catena, Alejandro Mayol y Jesús Gabriel Segade, del texto litúrgico en español de la misa católica, tal como había sido aprobado en 1963, por la Comisión Episcopal para Sudamérica, presidida precisamente por el padre Antonio Osvaldo Catena, siguiendo los lineamientos del Concilio Vaticano II.
[4] En 1974, el cantautor argentino Zamba Quipildor realizó una versión en Italia, con el coro Los Madrigalistas (de Bucarest).
Actuaron en la grabación ―además de los citados José Carreras (tenor solista) y Ariel Ramírez (piano y clave)―, Arsenio Zambrano (charango), Domingo Cura (percusión), Lalo Gutiérrez (guitarra), Raúl Barboza (acordeón), Jorge Padin (percusión) y la Coral Salvé de Laredo (coro) bajo la dirección de José Luis Ocejo.
[7] En el año 2000, la cantante argentina Mercedes Sosa grabó otra versión de la Misa criolla.
Aunque la obra formó desde el principio pareja con la más famosa Misa criolla, como lado B del vinilo original, e incluso mucha gente las toma como una obra de conjunto, en realidad Navidad nuestra es una pieza aparte de la misa.