Miklós Kállay

[11]​ Los restos del ejército húngaro en el este fueron retirados a la frontera transilvana, quedando unas pocas unidades en la retaguardia en Ucrania, lejos del frente, en operaciones de mantenimiento de las comunicaciones y lucha contra los partisanos comunistas y nacionalistas.

[12]​ La producción petrolera, sin embargo, creció apreciablemente hasta las ochocientas cuarenta mil toneladas al año, solo superada por Rumanía en la zona controlada por Alemania.

[15]​ Cediendo a presiones tanto internas como externas, toleró, empero, la gran propaganda antisemita.

Mantuvo contactos políticos con potencias aliadas occidentales, con poca precaución,[9]​ pues eran conocidas por los alemanes,[13]​[19]​ y estableció una tregua tácita que permitía a los aviones aliados sobrevolar Hungría a cambio de no sufrir bombardeos.

[20]​[13]​[9]​ Representante de las clases pudientes húngaras, Kállay siempre se opuso a un acuerdo con la potencia comunista,[9]​ incluso si eso conllevaba una alianza con los nazis.

[22]​ Una de ellas era que el documento sólo se haría público cuando las tropas aliadas alcanzasen las fronteras magiares.

[22]​ Horthy y Kállay confiaban en que, tras el desembarco en Italia, los aliados occidentales realizarían otro en la costa adriática de los Balcanes y pronto lograrían alcanzar Hungría,[9]​ momento en que entraría en práctica el acuerdo de Estambul.

[7]​[24]​ No tomó, sin embargo, medidas en el Ejército para que aquella resultase más complicada al invasor.

[27]​ Sus acciones, ambiguas e insuficientes, no lograron evitar la invasión alemana en la primavera de 1944 ni la posterior soviética.

[29]​ Horthy se vio obligado a remplazarlo con un partidario más decidido de las políticas nazis (Döme Sztójay, hasta entonces embajador en Berlín).