[9] Hitler aceptó la propuesta —sin anular los preparativos militares— la tarde del día 15 y envió una invitación al regente húngaro.
[10] La delegación húngara encabezada por Miklós Horthy llegó a Salzburgo la mañana del 18 de marzo.
[13] En una última entrevista con Hitler,[14] el regente accedió finalmente a aceptar la ocupación militar siempre que los alemanes respetasen cierta autonomía política para Hungría.
[16] El 23 de marzo,[18] Döme Sztójay, hasta entonces embajador en Berlín y conocido filogermano,[19] formó un nuevo Gobierno.
[39] En su evaluación de la situación a Berlín —muy hostil a los húngaros—,[40] Veesenmayer indicó que la ocupación debía realizarse más adelante, cuando el Ejército soviético se hallase más cerca de las fronteras húngaras, y que debía mantenerse cierta apariencia de autonomía del nuevo Gobierno proalemán que debía imponerse mediante la persuasión y las amenazas al regente Miklós Horthy.
[46][3] Si a mediados de febrero habían obtenido una importante victoria en Korsun y en la desembocadura del Dniéper, poco después habían logrado cruzar el Dniéster y, en algunos puntos, el Prut, a pesar de la encarnizada oposición alemana en Vínnitsa.
[46] Las primeras unidades que debían participar en la operación comenzaron a concentrarse en Viena al día siguiente, 29 de febrero.
[2] Otras formaciones, que debían aparentar dirigirse al país simplemente para cruzarlo hacia el este, empezaron a prepararse en Europa occidental y en los Balcanes.
[2] El plan definitivo, que fijaba la ocupación para el día 12 con la participación únicamente de algunas de las unidades inicialmente asignadas a la campaña,[35] se aprobó al día siguiente y entre el 5 y el 6 se dieron las órdenes necesarias a las unidades, que recibieron instrucciones para reunirse en Viena, supuestamente para participar en unas maniobras.
[2] Los avances soviéticos en Tarnopol, sin embargo, volvieron a desbaratar los planes alemanes: las unidades previstas para la invasión tuvieron que despacharse al frente oriental y reemplazarse por otras venidas de Europa occidental.
[2][8] La orden final a las unidades que debían participar en la operación cambió sustancialmente los planes anteriores.
[7] A pesar del peor armamento de las fuerzas magiares, los alemanes calculaban que el país contaba en ese momento con unos trescientos cincuenta mil hombres en armas desplegados en su territorio.
[59] Las posibles víctimas de la ocupación, los socialistas, liberales y judíos, tampoco se prepararon para evitar su arresto por los alemanes.
[9][63][64][65][38] La invitación, presentada por el embajador alemán a instancias de Ribbentrop la noche del 15 tras la gala en la ópera —el día era fiesta nacional—,[64][66] se justificó por la necesidad de tratar asuntos militares con los aliados del Reich,[63][64][67] al tiempo que se indicaba que los mandatarios croata, rumano y búlgaro también acudirían a reuniones similares.
[62][69][67] Nuevamente, los mandatarios húngaros no previeron ninguna medida en caso de que Hitler desencadenase la invasión durante la ausencia del regente.
[69] Horthy y su comitiva[nota 7] partieron secretamente[70] para evitar publicidad la noche del 17 después de ordenarse al embajador húngaro ante Hitler que se reuniese con ellos en Viena.
[10] El 18 Hitler recibió a Horthy en el andén acompañado por Ribbentrop y, tras los saludos formales que dejaron clara la tensión[70] entre alemanes y húngaros, anfitriones e invitados se dirigieron en coche al cercano palacio donde se iban a celebrar las conversaciones.
[12][74][76] Los intentos del regente de contactar telefónicamente con su primer ministro en Budapest también resultaron vanos; según los anfitriones, el bombardeo aliado había cortado las líneas.
[12] Lo mismo sucedió con Kállay desde la noche del día 17: fue incapaz de ponerse en contacto con la delegación húngara en Austria.
[13][14][74] El ministro de Asuntos Exteriores, el jefe del Estado Mayor y el embajador en Berlín, sin embargo, se mostraron favorables a aceptar las promesas de Hitler de evacuar las tropas alemanas una vez que se formase un gabinete que le pareciese aceptable, siempre que Horthy permaneciese como regente y no abdicase como había amenazado en la última reunión.
[79] En una nueva entrevista con Hitler una hora más tarde,[14][74] por tanto, el regente accedió a aceptar la ocupación militar siempre que los alemanes respetasen cierta autonomía política para Hungría.
[82] La Constitución húngara, que exigía la firma del primer ministro para nombrar un nuevo Consejo de Ministros, permitió a Horthy eludir temporalmente la destitución de Kállay y la formación del Gobierno que los alemanes proponían.
[88] El primer ministro ordenó al Ejército que se acuartelase y a la policía no ofrecer ninguna resistencia.
[17] Al amanecer, paracaidistas alemanes comenzaron a lanzarse sobre los principales aeródromos, que ocuparon.
[87] Al este del Tisza, las únicas fuerzas desplegadas fueron los paracaidistas alemanes, que ocuparon los aeródromos de la región.
[20][98][93][nota 14] Berlín confiaba, en cualquier caso, en poder realizar los cambios ministeriales que desease más adelante.
[102][103][104][93] El Gobierno dimitió[87][105] ese mismo día y Kállay se refugió en la embajada[103][106] turca.
[119] Fundamentalmente, las tareas policiales de ocupación pasaron al Gobierno colaboracionista húngaro y, en especial, a la gendarmería.
[25] El país quedó bajo el control efectivo del Reich a través de su representante plenipotenciario.
[109] Por su parte, los Aliados comenzaron a bombardear intensamente el país desde inicios de abril,[125] proceso que continuó durante el verano.