La Nueva Granada había atravesado una época muy caótica en las últimas décadas del siglo XVI, hasta el punto de que el arzobispo de Bogotá, Lobo Guerrero, escribió a Felipe II que la situación estaba difícil y se encontraban desolados.
Por esta razón, Felipe II pensó en enviar gobernadores capaces y que hagan frente a la situación.
Inicialmente tuvo una mala impresión del lugar, algo que lo expresó en sus cartas a su hermano Juan.
Sin embargo, para ese entonces habían pasado cerca de treinta años desde la última visita, por lo que era necesaria y urgente.
[1]Para ello reunió a los indios de cada encomienda y les explicó por medio de intérpretes que había venido a velar por sus derechos y que podían presentar sus quejas en secreto.
Esto le valió el favor de muchos indígenas que apoyaban estas medidas.
Los mestizos crecían y tenían cada vez más poder, llegando a ocupar encomiendas.
Se calculaba que había treinta y cinco mil indios en la zona de Quito.
Durante esta época además se construyó el astillero de Guayaquil llegando a ser muy competitivo con el resto del Pacífico.
La mayoría venían de Cartagena, que había sido civilizada y cristianizada por los sucesores del jesuita Pedro Claver, pero eran esclavos.
Habían sido pues pacificados unos años antes a partir del acuerdo con Francisco de Arobe.
Ibarra además buscó el desarrollo textil porque la minería no tenía tanta importancia como en otros lugares del imperio español.
Además defendió a los obrajes de los cuestionamientos que estaba levantando Altamirano quien quería destruirlos con el apoyo del virrey.
Esto permitió al Presidente Ibarra asumir el gobierno y el Cabildo General con autoridad virreinal.
Y para ello os ordeno que, tan pronto como os sea entregado este mi decreto, vayáis con un alto personal de la justicia real al dicho lugar de Carangue y ordenéis que los españoles que allí se encuentran sean reducidos y asentados en el lugar donde Antonio Cordero tiene su estancia.
Dispondréis los colonos en el mejor orden que os parezca conveniente, señalando solares en que puedan edificar sus casas, y sobre todo lugares para la iglesia principal, las casas consistoriales, la cárcel y las plazas, todo en forma de pueblo.Con la fundación de la ciudad se pretendía hacer realidad un viejo objetivo, la apertura de un camino al Pacífico Sur, que permitiera una conexión permanente con Panamá y España, ya que el camino a Guayaquil se cerraba en invierno debido a las inundaciones anuales.
Esto causó la difusión de las llamadas "Noticias Secretas" en 1747, que fueron publicadas por varios historiadores.
Sin embargo, durante esta época, Munive rechazó la calumnia y defendió con éxito la industria quiteña.