A esta sociedad pertenecieron el obispo Pérez Calama quien después buscaría reformar la educación universitaria en la Audiencia de Quito.
Fue además primo del importante escritor escolástico José de Aguilar.
Cuando llegó Munive a la Audiencia de Quito era ya un hombre maduro.
En cuanto a su familia estaba casado con Leonor de Garavito, y con quien tuvo seis hijos varones.
La fundación formal se llevaría a cabo en 1693 cuando Munive ya no era presidente de la Audiencia.
De esta manera empezaron a componerse nuevas canciones que enriquecieron el canon de música sacra de Ecuador con temas como Officium defunctorum publicado en 1681, Laudate Dominum, a 12 publicado dos años después, así como Magnificat, Sedet a dextris meis, Ventezillo travieso y Versos al órgano con dúo para chirimías.
[2] Sus hijos, aún menores pues el mayor contaba con 16 años de edad, quedaron totalmente huérfanos ya que su madre también había fallecido dando a luz al último de ellos, fueron embarcados a Lima, donde los recibió y educó su tío materno, Francisco de León y Garavito-Messía.
[4] Si el siglo XVI se caracterizó por el estereotipo del conquistador muy influenciado por la cultura de la caballería medieval, que llega a América se hace un nombre, obtiene un título nobiliario y funda una gran familia a partir del mestizaje, en cambio el siglo XVII se caracterizó por los gobernadores «a capa y espada».
En la península Xavier María de Munibe e Idiáquez tendría mucha influencia durante la ilustración y al emparentarse con una familia obrajera importante en Quito su importancia se viviría a través de sus descendientes durante la ilustración en Ecuador.
Aunque en su caso, todavía no se veía un afrancesamiento que caracterizaría a los personajes posteriores.
Su presidencia coincide con el momento en el que se empiezan a desarrollar los primeros escritos, en filosofía, literatura e historia en la Real Audiencia de Quito, algo que caracterizó toda la segunda mitad del siglo XVII, a diferencia de la primera mitad en donde se replicaban o copiaban para reproducir, las grandes obras de los autores europeos, sin buscar hacer una contribución original o una expresión propia del tema en cuestión.