Arquea metanógena
[1] Las metanógenas son un grupo filogenéticamente heterogéneo en donde el factor común que las une es la producción de gas metano y sus cofactores únicos.[2] El padre Carlo Campi notó que en lago Maggiore aparecían burbujas provenientes del fondo con extrañas propiedades.Inmediatamente, avisó a su amigo Alessandro Volta, quién tenía interés en este tipo de sucesos.Por tanto, el gas obtenido debía ser menos denso que el aire y necesitaba estar en contacto con la atmósfera para entrar en ignición.Sin embargo no fue el único en hacer estas observaciones en los gases producidos en ciertos ríos y lagos.[3] El primero en identificar que el metano era formado por un proceso microbiológico, fue un estudiante de Pasteur, Béchamp en 1868.Por este motivo se han hecho cuatro subdivisiones, formando las siguientes clases: Methanobacteria, Methanococci, Methanomicrobia y Methanopyri.En este tipo de portadores encontramos al metanofurano, a la tetrahidrometanopterina, coenzima M (CoM).Primero bacterias fermentativas sintetizan enzimas hidrolíticas, catalizando la degradación de polímeros complejos en monómeros.Se presentan del mismo modo que en los sedimentos acuosos, pero con especies halerantes y halofóbicas.Las metanógenas generan metano a partir de aminas metiladas, aldehídos y tioles.Polímeros (como la celulosa) que se encuentran en el rumen de los rumiantes (vaca, ñu, oveja, etc.) son fermentados por bacterias a cadenas más cortas, como ácidos grasos, H2 y CO2, que las metanógenas ocupan, desechando metano.Esto le sirve al animal para tener acetato, propionato y butirato como fuente de energía.Se encuentran en alguna parte del tracto digestivo de muchos herbívoros, como el caballo o nosotros.Esto ocurre en alrededor del 30-40 % de la población humana, y el metano es expulsado mediante flatulencias.Debido a las relaciones simbióticas que mantienen con organismos tales como el ganado y termitas, otra gran cantidad de metano es liberado.Un proceso de simbiosis similar se da en las termitas, sin embargo, no se sabe con certeza cuanto metano liberan, ya que solo digieren por este medio una fracción del carbono, por lo cual, los valores estimados para su producción de metano no son del todo certeros.El punto obvio es que el metano atmosférico se encuentra en una concentración no vista desde hace 160 000 años.Semejante variable puede asociarse de inmediato con la actividad humana, como es fácil hacer en estos tiempos.Un primer paso sería empezar por el ganado, donde ya se han logrado modestos decrementos al tratarlos con antibióticos ionopóricos.Resulta irónico que, por un lado, los hidrocarburos que utilizamos como fuente de energía estén agotándose y, por el otro, un gas útil para el mismo propósito se esté produciendo y liberando a la atmósfera en concentraciones potencialmente peligrosas.