Mateo 21

Jesús triunfall o majestuoso llega a Jerusalén y comienza su último ministerio antes de su Pasión.17Y los dejó, salió fuera de la ciudad, a Betania, y allí pasó la noche.19Viendo una higuera junto al camino, se acercó, pero no encontró en ella nada más que hojas.Y le dijo: —Que nunca jamás brote de ti fruto alguno.21Jesús les dijo: —En verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que incluso si le decís a este monte: «Arráncate y échate al mar», se hará.Entonces él les dijo: —Pues tampoco yo os digo con qué potestad hago estas cosas.36De nuevo envió a otros siervos, más numerosos que los primeros, pero les hicieron lo mismo.Es el Señor quien ha hecho esto y es admirable a nuestros ojos?45Al oír los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas, comprendieron que se refería a ellos.46Y aunque querían prenderlo, tuvieron miedo a la multitud, porque lo tenían como profeta.[5]​ La entrada triunfal de Jesús en la Ciudad Santa expresa su manifestación como Rey Mesías.Por eso el vaticinio de Zacarías, con el asno, quería significar un rey de paz que triunfa no con armas ni violencia, sino con humildad y mansedumbre.Los Santos Padres han visto en este episodio un simbolismo: el asna madre representaría al judaísmo, sometido al yugo de la Ley, mientras que el borriquillo sería la gentilidad.Y le aclaman como el Salvador: la palabra hebrea Hosanna tuvo en un principio ese sentido, una súplica dirigida a Dios: «Sálvanos».Quiso dar al templo el culto y respeto que se le debía por ser la casa de Dios.Ahora, le piden cuentas por esa acción y más tarde la usarán, totalmente tergiversada para condenarle a muerte.Estas dos parábolas refieren el rechazo de Israel hacia Jesús a hacia su Dios, y también, a la decisión divina de crear un nuevo pueblo que fue lo que más les dolió ya que se consideraban el único pueblo elegido para la salvación.La parábola de los dos hijos sólo viene recogida en Mateo y pone de manifiesto la necesidad de la conversión: Israel es como el hijo que dijo «sí» a Dios pero luego no creyó y no dio frutos, como los fariseos que «dicen pero no hacen» (23,3).Comienza con una evocación implícita, donde Jesús comparaba a Israel con una viña que, pese a todos los cuidados divinos, en vez de dar frutos había dado agrazones.En el contexto en que Jesús pronunció la parábola y en el que vivieron poco después los evangelistas, se ve la alegoría: los viñadores, encargados por Dios del cuidado de su pueblo, simbolizan a las clases dirigentes religiosas de Israel.Dios había enviado en diversos tiempos a los profetas, que no habían recogido el fruto, sino que fueron maltratados o muertos.. Finalmente, Dios ha enviado a su Hijo Único, Jesús.Así se indica la diferencia entre Jesús, el Hijo, y los profetas.Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (pp.
Evangelio de Mateo 21:34-37 en el lado recto del Papiro 104 , de c . AD 250
Mateo 21,19-24 en Uncial 087 , siglo VI