Entre sus obras más destacadas se encuentran el edificio del Teatro General San Martín, la sede social de SOMISA, el edificio IBM y la Torre Le Parc, en la ciudad de Buenos Aires.
[5][6] Además, consiguió entrevistarse con importantes arquitectos de la época, como Walter Gropius, Erich Mendelsohn y Albert Speer.
[7] Ya desde sus tiempos de estudiante, Mario Roberto Álvarez se sumó rápidamente a las filas del naciente movimiento moderno en la Argentina.
En este primer período de juventud y crecimiento, demostró idealismo y coherencia, rechazando encargos que le exigían utilizar estilos académicos que él rechazaba, abandonando su primer empleo en el Estado por no estar de acuerdo con la arquitectura que le pedían, y el segundo por irregularidades en licitaciones públicas.
Además, rechazó una oportunidad de matrimonio para poder consolidarse como profesional, presentándose a numerosos concursos y figurando usualmente entre los premiados.