Estuvo inspirado en la obra de José Enrique Rodó, que lleva el mismo nombre y destaca la espiritualidad y la inteligencia de la cultura latinoamericana frente al utilitarismo norteamericano.
Obtuvo la adscripción en una de sus cátedras en el Instituto del Profesorado en Paraná entre 1936 y 1939.
Su análisis quedó plasmado en una contribución provincial a la reforma de los estudios del Magisterio editada 1949.
Además, promovió la distribución de los cargos docentes secundarios a personas diplomadas posicionándose en contra de la asignación en base a recomendaciones e influencias políticas, como era costumbre en esos años.
En ese mismo año, el presidente venezolano es derrocado, lo que la obliga a cambiar sus planes.
[2] Después de graduarse, regresó a Venezuela y comenzó una carrera en organismos educativos internacionales.
Ingresó como experta en las Misiones de Asistencia Técnica Educativa en América Latina que habían sido creadas recientemente por dicho organismo.
Durante este tiempo, su pensamiento gira desde el culturalismo-espiritualista al desarrollismo con fuertes ideas de planeamiento técnico y didáctico.
Su visión democrática se mantiene y afianza en un contexto latinoamericano marcado por los golpes de estado.
Llamó a considerar la educación como una inversión en capital social básico y no como un gasto y a ver el desarrollo social no solo como económico sino como animar proyectos de vida.
Luz Vieira lo gana y se convierte en la primera mujer en ocupar esta función.
[7] En 1966 el gobierno venezolano le otorgó los dos máximos galardones al mérito: la condecoración Rubén[8] Darío y la Orden de Andrés Bello.
[2] En 1986 el Ministerio de Educación y Justicia de la República Argentina realizó un “Homenaje a la Profesora Luz Vieira Méndez” y nombró en su honor el Salón Verde del primer piso del Ministerio.
[9] Numerosas escuelas, calles y plazas llevan su nombre en varias ciudades argentinas.