[1] Un pequeño pueblo español decide seguir el ejemplo de Fátima, Lourdes y otros lugares que han progresado gracias a las apariciones de carácter religioso, y sus "fuerzas vivas" deciden inventarse un milagro que promocione su balneario.
Al jueves siguiente el pueblo acude al terreno donde se habían realizado las anteriores apariciones, pero todo (música, luces y el propio "actor" encargado de hacer de San Dimas) falla espectacularmente y la gente vuelve a sus casas desencantada, excepto Mauro, que se queda esperando el milagro con los brazos extendidos.
Usando un espejo desde lo alto del campanario, ilumina "celestialmente" la figura de San Dimas.
Cuando los falsarios se arrepienten y confiesan lo sucedido nadie les escucha, ya que todos están más ocupados en acudir al manantial en busca de un remedio para sus males.
[3] La censura solo dejó a Berlanga rodar la película si aceptaba las sugerencias de un sacerdote dominico, el padre Garau, a quien Berlanga describe como "encantador y simpatiquísimo, pero que naturalmente había sido designado por la censura".
En los años 80 del siglo pasado, la Filmoteca española comenzó un proyecto para recuperar dos versiones de la cinta.
Permaneció diez días en cartel, recaudó 9.075 pesetas y tuvo 236 espectadores, siendo el mayor fracaso en taquilla de Berlanga.
[8] Berlanga recibió la medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor argumento original.