Debido a la falta de importancia relativa del espacio, y el deseo de copiar el recientemente redescubierto estilo Domus Aurea de la pintura romana antigua, no se utilizaron pinturas grandes, y las superficies fueron cubiertas en su mayoría con diseños grutescos sobre un fondo blanco, con pinturas imitando esculturas en nichos y pequeños temas figurativos en un renacimiento del estilo romano antiguo.En el Palacio Apostólico, Rafael se encargó de la construcción de diversas galerías o logias: las llamadas logias vaticanas (1519) y el apartamento del cardenal Bibbiena, del que quedan dos espacios: la Stufetta y la Loggetta (1516-1517).Para esta galería, Rafael diseñó un tipo de bóvedas a specchio que fraccionan la superficie creando una serie de recuadros, unos espacios óptimos para ser decorados al fresco.[6] Escogió escenas basadas en el Antiguo y Nuevo Testamento, aunque incorporó a la decoración algunos personajes mitológicos, como héroes de la mitología griega, sátiros, faunos, ménades, centauros o esfinges.Sobre el comienzo existen discrepancias entre los expertos: Hermann Dollmayr señala finales de 1517, mientras que Oskar Fischel y Enzo Carli apuestan por principios de 1518 y Carlo Gamba lo retrotrae aún a 1516.En 1952 se descubrieron dos medias pilastras pintadas tras una pared de cierre del arco del fondo mandada construir por Paulo III en los años 1530 o 1540, que por su mejor conservación dieron una idea de cómo debían ser las pinturas originales.En la monocromía de la base figura Dios que santifica el séptimo día.Según Giorgio Vasari, el ciclo sería obra de Perin del Vaga.Para Fischel, las cuatro escenas serían de Rafael, mientras que Giovanni Battista Cavalcaselle y Johann David Passavant las atribuyen a Giulio Romano.En la base figura la misma escena que en el anterior, probablemente por error, según Passavant.[10] En esta sección se desarrolla una temática relativa a Moisés, con las siguientes escenas: Moisés salvado de las aguas, Zarza ardiendo, Paso del Mar Rojo y Prodigio del agua que fluye de la roca.Las dos primeras y la cuarta se suelen conceder a Romano y Penni, mientras que la tercera suscita mayor controversia: para Adolfo Venturi sería de Romano, para Cavalcaselle de Perin del Vaga.Para Agostino Taja, estas escenas serían de Raffaellino del Colle, un artista no consignado por Vasari como parte del equipo que trabajó en las logias.Hoy día se tiende a considerarlas obra de Romano y Penni.[10] La última bóveda es la única en que se presentan historias del Nuevo Testamento, dedicadas a Cristo, con las siguientes escenas: Natividad, Adoración de los Magos, Bautismo y Última cena, así como la Resurrección en la base.