Los Estados Pontificios o «Estados de la Iglesia» estuvieron formados por un conglomerado de territorios básicamente centroitalianos que se mantuvieron como un estado independiente entre los años 752 y 1870 bajo la directa autoridad civil de los papas, y cuya capital fue Roma.
Existen tres pactos diferentes: A través del concordato, el papa acordó enviar a los candidatos para el obispado y el arzobispado al gobierno de Italia, requerir a los obispos que jurasen lealtad al Estado de Italia antes de tomar el cargo y prohibir al clero tomar parte en la política.
Italia acordó acomodar las leyes sobre el matrimonio y el divorcio a las reglas de la Iglesia católica y declarar a los miembros del clero exentos de tomar parte en el servicio militar obligatorio.
Estos pactos garantizaron a la Iglesia católica el estatus de Iglesia oficial del estado de Italia, así como un poder sustancial en el sistema educativo italiano.
Los pactos fueron revisados en 1984, principalmente para eliminar la religión de estado en Italia.