[1] Representaciones de homosexualidad femenina no llegarían hasta 1950, cuando Armonía Somers publicó la novela La mujer desnuda.
[4] La obra del poeta Alfredo Fressia fue así mismo notoria por ser la primera en versar sobre la homosexualidad masculina.
[8] Durante las primeras décadas del siglo xxi han destacado obras como la novela El diablo en el pelo (2003), de Roberto Echavarren,[9] así como varias publicaciones de Dani Umpi y Natalia Mardero en que abordaron temáticas LGBT en la población juvenil.
La relación entre ambos es descrita por Frías bajo el paradigma de las almas gemelas presentada por Platón en El banquete, que se puede apreciar en las declaraciones de Sordello a Jorge en que le dice: «Soy tu buen ángel, la mejor parte de ti mismo, tu alma gemela», y más tarde: «te amo porque pudiendo ser un espléndido burgués no lo eres.
[15] Frías sería más explícito en defender la homosexualidad en su faceta como ensayista, particularmente en obras como Alexis o el significado del temperamento urano (1932) y Homosexualismo creador (1933), ambas publicadas en España y que incluyen fragmentos como:[2][15] En la década de 1930 aparece en las letras uruguayas la figura de Juan Carlos Onetti, quien incluyó temáticas LGBT en algunas de sus obras.
[18] En 1950, la escritora Armonía Somers publicó la novela La mujer desnuda, probablemente la primera obra literaria uruguaya en incluir una representación de homosexualidad femenina.
En la novela, la esposa de Nathaniel le confiesa en una escena al cura del pueblo cómo su esposo la había obligado a recordar la pasión juvenil entre ella y una compañera del colegio llamada Claudina.
Este idilio había iniciado cuando una profesora les habló sobre las amazonas en una clase, hecho que luego las llevó a besarse apasionadamente tras un árbol.
[21] La literatura LGBT uruguaya empezó una segunda etapa con la publicación en 1971 del poemario Evohé, de la autora Cristina Peri Rossi, que puede considerarse el primer libro nacional en que el amor homosexual se presentó como la temática central.
Los poemas, que versaban sobre la homosexualidad femenina de forma tanto sutil como explícita, generaron controversia en la época y llevaron a que algunos diarios se rehusaran a publicar reseñas del libro.
[24] Aunque se mudó durante su juventud a Canadá y permaneció aislada de otros escritores uruguayos, otra autora que trató temáticas LGBT en la década de 1980 fue Gloria Escomel, quien escribió sus obras en francés.
[7] Este aspecto puede observarse en la siguiente escena, que describe un encuentro entre los protagonistas y un barman andrógino llamado Adrián:[27] En 1997, Alvaro Fernández Pagliano publicó la colección de relatos El ojo en el espejo, que incluyó varios tópicos novedosos en la narrativa LGBT local de la época, entre ellos la vida gay en pareja, las relaciones abiertas, la salida del armario, el transformismo y la persecución de los homosexuales en la Alemania nazi.