Probablemente, evolucionó del grafema protosemítico que originó el gimel fenicio y la gamma griega.
En el s. III a. C., el liberto Espurio Carvilio, esclavo del cónsul Espurio Carvilio Ruga, decidió agregar un pequeño rasgo a la C para producir una letra nueva y representar así el fonema velar oclusivo sonoro como distinto del velar oclusivo sordo.
Y tiene distintos sonidos cuando se une a otras letra para formar dígrafos: Hay muchas palabras en inglés que, aunque no son de origen romance, presentan fonéticamente una G suave cuando está antes de E o I, como en get /get/ («obtener») o gift /gɪft/ («regalo»), y otras cuando está antes de «a», como margarine («margarina»).
Entre las lenguas europeas, el idioma neerlandés es el único que no tiene el sonido /ɡ/ en sus palabras nativas, en lugar de ello, la G representa una fricativa velar sonora /ɣ/, aunque en muchos dialectos neerlandeses se pronuncia como una fricativa velar sorda /x/ (el sonido de la «j» en español), y en los dialectos del sur puede ser palatilizada a una fricativa palatal sonora /ʝ/ (el sonido de la 'y' en «mayo», pronunciado sin yeísmo).
En alfabeto fonético aeronáutico y en el militar se le asigna la palabra Golf.