[1] Por otro lado, las lascas pueden ser un objetivo buscado por el tallista o, por el contrario, el desecho resultante de fabricar una pieza nuclear (por ejemplo, un bifaz).
Asimismo, las lascas pueden ser útiles per se, sin modificación alguna, en bruto (pues tienen, generalmente, un filo natural muy agudo y efectivo), o pueden recibir una transformación hasta convertirse en un utensilio concreto (una raedera o un raspador, por ejemplo), entonces se habla del retoque de las lascas.
Es decir, a menudo, las lascas son soportes para fabricar una enorme variedad de utensilios.
A raíz de las investigaciones se sabe que los tallistas prehistóricos (o los que tallan a la manera prehistórica aunque sea en periodos subactuales, por ejemplo, los trilleros) eligen, como materia prima, rocas duras criptocristalinas de rotura concoidea.
Esto es, rocas con una estructura amorfa, pero homogénea, en la que, durante la talla, se producen ondas vibratorias que se transmiten de igual modo en todas direcciones (el vidrio doméstico sería un buen ejemplo, si tiene el grosor adecuado, para ver las características de la fractura concoidea[2]).
Hemos definido las lascas sensu lato como un producto cualquiera de la talla; pero, en sus investigaciones, los especialistas (tipólogos líticos) discriminan diferentes clases de lascas según los factores tenidos en cuenta al analizarlas.