Este procedimiento fue bautizado así, pues fue identificado por primera vez por el misionero W. E. Owen[1],[2] en la localidad de Kombewa, situada en los límites occidentales de Kenia a orillas del lago Victoria, conocimiento que el prehistoriador C. van Riet Lowe interpretó con más precisión, tiempo después, con piezas procedentes de la vecina Uganda.
[3] Si bien, este método es conocido en todo el Viejo Mundo durante el Paleolítico Inferior, aunque es más habitual en África.
Concretamente todo consiste en crear una lasca con dos caras inferiores, perfectamente convexas que se cortan en un filo, igualmente convexo y muy regular en todo su contorno, excepto, lógicamente, en el talón.
Como hemos dicho, el producto tendrá dos caras inferiores, una la suya propia —como toda lasca— y la otra, que en realidad es su cara superior, es la cara inferior de la lasca soporte de la que ha sido extraída.
[5] Los desechos, es decir, los núcleos, tienen una forma muy característica, pues son lascas cuya cara inferior ha sido invadida por un gran negativo de lascado que borra la mayor parte de los elementos que las caracterizan.