[1] Esta técnica se ha constatado en todo el Viejo Mundo, al menos desde el Mesolítico (también desde las últimas fases del Paleolítico superior, pues en el Magdaleniense final francés ya aparecen triángulos y trapecios, aunque sean muy raros), pero no ha sido localizada, por el momento en América.
La técnica consiste en tomar una hoja (también se puede hacer con una lasca) y colocar su extremo proximal contra un soporte con un canto vivo prominente (a modo de yunque).
Después, por medio de pequeños golpes, o balanceando la pieza mientras se presiona su filo contra la arista del soporte, ir creando una muesca cada vez mayor, hasta que la hoja lítica se rompe con un golpe decidido pero delicado (flexión)[2]
[4] Pero, normalmente, la parte del ápice triédrico es otra vez sometida a la técnica hasta flexionarla de nuevo y obtener así otras dos piezas, a saber, el microburil distal (otro desecho característico) y la parte central que posee un doble ápice triédrico, con líneas de fractura convergentes, ambas opuestas una a otra.
Muchas veces el retoque no es total, y estos microlitos conservan visible parte del plano de fractura, lo que permite reconstruir con mayor seguridad, los gestos del artesano que los ha fabricado.