Se fundó en 1917 en Guadalajara como parte del fabricante Hispano-Suiza; en 1931 fue adquirida por Fiat Hispania, filial española del grupo industrial turinés Fiat S.p.A.. A comienzos de 1916 la Hispano-Suiza buscaba terrenos suficientes para construir un gran centro fabril en Guadalajara.
En su disertación, Fluiters trasladó a los asistentes el declarado interés demostrado por Alfonso XIII para que esta industria se instalara en el centro de España (alejada del teatro bélico en que se desarrollaba la I Guerra Mundial) y los esfuerzos del conde de Romanones, entonces presidente del Gobierno, para que la elección recayese en Guadalajara.
El cuadro técnico directivo se completaba con otros militares: Ricardo Goytre Bejarano, Antonio Fernández y Florencio López-Pereira, además del alemán H. Dondorf.
La nueva fábrica situaría durante dos décadas a Guadalajara entre los centros fabriles más importantes de Europa dedicados al desarrollo de la industria aeronáutica y automovilística.
Los trabajos que se abordaron en aquellos primeros momentos fueron el desarrollo del avión caza Hispano-Barrón para participar en el concurso convocado por la Aeronáutica Militar Española para la adquisición de este tipo de aparatos.
También entonces se montaron algunas unidades del automóvil tipo 24 de 8/10 CV, conocido como Hispano-Guadalajara.
En enero de 1920 Francisco Aritio había presentado un proyecto en el Ayuntamiento para la construcción de otras naves industriales con destino a nueva una división especializada, la Hispano Aircraft, que se ocuparía de fabricación del avión biplaza AIR-CO De Havilland, en sus versiones DH-6 y DH-9, y todo aquello que se relacionase con aparatos para la navegación aérea.
A partir de ese momento, y hasta el comienzo de la guerra Civil, se construyeron, entre otros modelos, el Hispano-Nieuport 52, el Hispano E-30 y el Hispano-Suiza E-34.
Hasta 1936 todos estos edificios protagonizaron las oportunas obras de reforma y mantenimiento, e incluso en 1940 se presentó un proyecto, redactado por el arquitecto Aurelio Botella Enríquez, que pretendía reparar los daños sufridos durante los años de guerra.
Fue una medida estratégica que, en pos de la defensa nacional, pondría fin a la singladura aeronáutica en Guadalajara.
En 1943 nació La Hispano de Aviación S.A., sociedad participada al cincuenta por ciento por la Hispano-Suiza y el Estado español.