La Anunciación (El Greco, Museo de Arte de São Paulo)
El ángel era representado en postura erecta, con un semblante inequívocamente masculino, a veces, extendiendo su mano derecha hacia la Virgen.Se integraron en la iconografía la paloma blanca o una luz divina, simbolizando al Espíritu Santo.La Virgen ya no fue representada solamente en actitud de resignación, sino más bien sorprendida por la vista del ángel.La iconografía se volvió menos rígida, dando a los artistas cierta «libertad espontánea».Data de este período la aproximación del Greco al miniaturista Giulio Clovio, que debe haber ejercido sobre el artista una considerable influencia.En contraste, sus obras son fuertemente influenciadas por la estética del Alto Renacimiento —pero sobre todo por la de Michelangelo.[10] En Toledo, sobre todo en las últimas décadas de vida del pintor (período en que se realizó la obra aquí mencionada y sus variaciones) esas características formales de sus Anunciaciones «italianas» serían profundamente modificadas.Asimismo, se mostró un mayor interés en abordar una imagen mental, en escenificar un acontecimiento místico, y no en representar el episodio como una aparición histórica.Una posible explicación para ello estaría en el supuesto contacto del pintor con los escritos de Ildefonso de Toledo, personalidad muy popular en Toledo y que fue representada diversas veces por El Greco en sus últimas décadas como artista.Otras composiciones, entre tanto, eran elaboradas ya en forma reducido, con el objetivo de atender exclusivamente la clientela privada, no estando relacionadas con las órdenes monumentales oficiales, pero sí concebidas como obras puestas a la venta directamente en el atelier del artista.[16] Es muy probable que en esta categoría La anunciación de este artículo sea incluida.La crítica contemporánea, entre tanto, tiende a acreditar que en tal distinción cabe la pintura de Budapest.El Greco retomaría el mismo esquema compositivo, diez o quince años más tarde, con algunas variaciones, en las Anunciaciones conservadas en la catedral de Sigüenza y en el Museo de Santa Cruz de Toledo,[2] así como la famosa versión monumental del Museo del Prado, cuyo éxito entre sus contemporáneos pueden haber influido en el artista para producir la serie a la cual pertenece el trabajo del MASP.[6] Están representado en la obra la Virgen María, el arcángel Gabriel, portador de la revelación divina, y la paloma blanca, símbolo del Espíritu Santo.[2] María se arrodilla en un altar, caracterizando la aparición del episodio en un lugar sagrado, sosteniendo una biblia, abierta, con su mano izquierda.María se olvida por un instante del libro sagrado, volteando la cabeza al lado izquierdo, en dirección a Gabriel.[17] El ángel flota sobre una nube, aparentemente cargada de agua, con el cuerpo ligeramente inclinado en dirección a María.La mano izquierda porta un ramo de lirio, simbolizando la pureza, inocencia y virginidad.Un destello cubre toda la parte central de la pintura, el cual se extiende casi hasta el suelo.[17] Cerca de la Virgen, en la parte inferior del cuadro, un costurero contiene una tela blanca y tijeras.[18] Esta disposición auxiliar proporciona equilibrio a la composición, al mismo tiempo que le confiere sensación de movimiento.Por otra parte, ambos personajes indican la forma y el movimiento de una llama, tal como enfatiza, ya hacia 1584, Gian Paolo Lomazzo, en su Trattato dell'arte della pittura.Al mismo tiempo en que la crítica contemporánea tiende a tener una actitud más restringida con relación a las obras tradicionalmente reconocidas como auténticas, otros trabajos simplemente ignorados por la historiografía tradicional se han atribuido al pintor.Las siete versiones identificadas por Luiz Marques en 1998, son consideradas como autógrafas del Greco por casi todos los estudiosos (Kehrer, Mayer, Waldmann, Palluchini, Bardi, Frati, etc).El historiador norteamericano, atribuyó todas las versiones al hijo del artista, Jorge Manuel, así como a los integrantes de su atelier.