Eduardo López de Ochoa y Portuondo

Los milicianos clavaron su cabeza en una pica y la exhibieron por las calles de la capital.Su libro, De la Dictadura a la República, publicado en 1930, con prólogo del político republicano Eduardo Ortega y Gasset tuvo un gran éxito.Tuvo frecuentes roces durante la campaña con Yagüe, que había llegado a Asturias al mando de las tropas africanas (la Legión y los regulares), acusados de múltiples atrocidades (Yagüe llegó a quejarse al gobierno del trato humanitario que López Ochoa daba a los mineros[3]​), pactando con el dirigente ugetista Belarmino Tomás la rendición incruenta de los insurrectos, hecho por el cual llegó a ser encañonado por el, en aquel momento, coronel Yagüe.En abril de 1936, durante el juicio, su abogado anunció que López Ochoa renunciaba definitivamente a la masonería.El resto de militares fue sacado en ambulancias, pero la muchedumbre impidió el paso a las dos últimas y los seis militares que transportaban fueron fusilados en la pradera de San Isidro.Esta escena apareció también en la adaptación teatral homónima producida por el Centro Dramático Nacional (2019).El actor Pedro G. de las Heras interpretó al General López Ochoa.