Se le podían adicionar montajes de ruedas en la cola y bajo las alas para hacerlo rodar fuera del agua.
Entró en servicio a comienzos del año 1942, dando muy buenos resultados sobre todo por su gran capacidad defensiva.
Al llegar a Oahu en las islas Hawái, el submarino I-23, que debía informar las condiciones meteorológicas, desapareció sin dejar rastro el 14 de febrero.
La nubosidad entorpeció el campo visual de los objetivos y el ataque resultó ineficaz, salvo bombardear la ladera sur del monte Tantalus.
Se construyeron 175 ejemplares y tan sólo cuatro sobrevivieron a la guerra.