Kambó o kambo (en catuquina: kampo pae; en portugués: kampô, vacina do sapo)[1] es la secreción cutánea que se obtiene de la rana Phyllomedusa bicolor, un anfibio anuro arbóreo que habita en la cuencas del Amazonas y el Orinoco en América del Sur.Luego, dejan libre al pobre animal porque, si muriera, tomaría venganza sobre sus verdugos.Temprano por la mañana, antes del amanecer y aún en ayunas, los enfermos y los desafortunados hacen pequeñas cicatrices en sus brazos, con la punta incandescente de una rama, para inocularse a sí mismos con la popularmente llamada “leche” de las ranas.Son prontamente sobrecogidos por una intensa náusea y diarrea; la fuerza malvada abandona sus cuerpos por todos los orificios: el enfermo gana peso y recupera su color, el desafortunado halla más presas de las que puede traer consigo; ningún animal escapa su aguda visión, su oído percibe hasta los sonidos más tenues, y su arma no erra ni un objetivo.[15] Se utiliza en primer lugar como estimulante para los cazadores y luego para las personas que padecen tikish o pereza: una condición percibida como negativa por los Noke Kuin ya que la persona deja de participar socialmente.Sobre estos puntos se aplicará la secreción de la rana previamente hidratada con agua o saliva.[18] Para el uso cinegético con el objetivo de aguzar los sentidos, los puntos se aplican linearmente iniciándose desde una de las muñecas, luego van subiendo hasta llegar al hombro y recorren el pecho hasta llegar al ombligo.[22] Según Leandro Altheman Lopes, un periodista brasilero, el uso urbano del kambó empezó en São Paulo en 1994.[32] Tampoco se recomienda la utilización del kambó en combinación con ayahuasca, jurema, iboga u otros enteógenos en la misma sesión.