En 1911, Julia Tuell fotografió la última Danza Animal («Massaum») hecha por los Cheyenes norteños de Montana.
Las razones para interpretar cierto personaje o animal pueden variar tan ampliamente como las manifestaciones físicas y la intensidad del juego de roles.
Algunas personas disfrutan de poder «soltarse» en una personalidad diferente o más dinámica (ver otras variaciones).
Algunos se sienten más cercanos a su tótem animal, mientras que otros pueden identificarse con algo parecido a un lado o parte más profunda de su propia mente (lo que se conoce como teriantropía).
Si bien comúnmente se malinterpreta que está asociada a actividades furry u otras actividades de estilos de vida alternativos, ese no es el caso generalmente, aunque pueden existir excepciones.
El juego de cachorros y gatitos a menudo puede involucrar disciplina relacionada con el BDSM.
Esto es particularmente cierto en las comunidades BDSM, en las que algunas personas 'viven' como su animal elegido las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
En la escena BDSM, las personas participan en juegos de rol de animales para construir conexiones emocionales más fuertes, en tanto las personas a menudo desarrollan conexiones emocionales profundas con sus mascotas.
[4] El juego de ponis es a veces llamado «La perversión aristotélica», en referencia a una historia apócrifa según la cual el filósofo Aristóteles fue persuadido para que dejara que una mujer llamada Fylis lo montara como un caballo, a cambio de favores sexuales prometidos, episodio que ha sido representado en grabados en madera y otras obras de arte.
En el juego de cachorros (en inglés puppy play o pup play), al menos uno de los participantes representa manerismos y comportamientos caninos, que a veces se asocian con la subcultura leather.
Si hay un rol dominante, este puede ser asumido por un «cuidador», «entrenador», «amo» o, en el caso de alguien que también se identifica como un cachorro, un «alfa».
No todos los «cachorros» o «perros» son «alfa», algunos se consideran «beta» u «omega», y como ocurre en la jerarquía del mundo canino, «beta» puede referirse a alguien que tiene tendencias tanto dominantes como sumisas u orientadas al servicio, dependiendo de la situación, mientras que «omega» generalmente indica una naturaleza más sumisa, pasiva, orientada al servicio y juguetona.
En relación con otros juegos en el BDSM, un «cachorro» «sin dueño» o «sin collar» puede ser llamado «callejero».
Algunos «gatitos» pueden ser entrenados para hacer trucos como traer juguetes, suplicar o salir a caminar.