Casi cualquier rol puede convertirse en la base para una experiencia erótica, pero ciertos escenarios son típicos de la pornografía y probablemente también de la vida real, aunque es difícil recolectar material empírico sobre tales cosas.
Estas interpretaciones son a menudo, pero no siempre, realizadas en el contexto de un encuentro BDSM.
A menudo, y especialmente en cibersexo y el sexo telefónico, los juegos de rol sexuales son usados para actuar en un acto sexual que de otra manera sería tabú o prohibido.
Aparte de las diferentes y variopintas técnicas de interpretación, en esta variante suelen usarse juguetes (dildos, consoladores, amarres y nudos, esposas, fustas, calis, etc.), elementos verbales (insultos, desprecios, humillaciones similares, frases tiernas, etc.), y algunos elementos como la indumentaria, que suele ser de corte fetichista con tejidos como el cuero, el látex o el nylon.
[1] Este tipo de fantasías escenifican en la práctica una situación no-igualitaria como elemento de juego sexual, pero se enmarcan en relaciones que, paradójicamente, suelen ser más igualitarias (fuera del juego) que muchas otras del resto de la sociedad[2] Durante la sesión (o más bien, en este caso, durante el juego) los practicantes actúan siguiendo los modelos de comportamiento supuestos en el personaje que interpretan: si se trata de un rol cuidador-mascota, aquel utilizará el lenguaje propio de quien habla cariñosamente (o con enfado) con su mascota, mientras que quien se atribuye este último papel, imitará en parte los movimientos, comportamientos e incluso sonidos de dicha mascota.