[2] De inteligencia superdotada, a los doce años componía tablas astronómicas, siendo su padre su primer maestro en esta disciplina.Se doctoró en teología en Lovaina (1638) y escribió dos años más tarde un Augustinus contra las doctrinas jansenistas, si bien no llegó a terminar dicho opúsculo.Mantuvo activa relación epistolar con los eruditos más célebres de su época: los filósofos René Descartes y Pierre Gassendi; el polígrafo jesuita Athanasius Kircher; el capuchino y astrónomo checo Anton Maria Schyrleus de Rheita, el médico bohemio Johannes Marcus Marci, el luego papa Alejandro VII (Fabio Chigi), que fue un gran admirador suyo; el astrónomo belga Govaert Wendelen, Tomás Compton, Bona-Spes, Antonino Diana, Pedro Francisco Passerino, Andrés Mendo, Gaspar Jongelincx, Conde Martinitz,Giovanni Battista Odierna, Johannes Hevelius, Tomás Cornelio, Luis de Bolea, Juan d'Espiers, Valerian Magni, Juan Eusebio Nieremberg y muchos otros.También se le debe la primera descripción impresa del sistema binario en su Mathesis biceps (Campaniæ, 1670, pp.45–48), como afirma Donald E. Knuth (The Art of Computer Programming II: Seminumerical Algorithms, p. 183), en lo que se adelantó treinta años a Leibniz, su más famoso divulgador.Fue también el primer español que publicó una tabla de logaritmos, según David Fernández Diéguez.La mayor parte de su obra en cuestión de gramática, lingüística, retórica y literatura se encuentra en su ya citado Primus calamus..., impreso cuidadosamente en 1663 en Roma en cinco talleres diferentes bajo la supervisión del autor, ya que abunda en calcografías y fue necesario esculpir en bronce las láminas de los laberintos (pese a lo cual algunas no llegaron a introducirse, aunque sí los textos que las explican) y fundir en plomo los numerosos caracteres raros, enigmas, logogrifos, logogramas multilingües, símbolos, alegorías, caligramas y anagramas que contiene.[4] Este texto, interesante por sí mismo, adquiere mayor importancia al ser situado en el contexto de la tratadística no solo española sino también europea y novahispana,[5] ya que refleja preocupaciones típicas de su época y es resultado de la práctica constructiva del siglo XVI en diferentes países europeos que intentaron adoptar el lenguaje para revivir la arquitectura del mundo antiguo.Además, esta nueva arquitectura oblicua permite crear edificios con una perspectiva artificial y una estética única.