Se le encargó la persecución del general Mariano Osorio, pero no logró alcanzarlo.
Formó parte de la campaña del general Rudecindo Alvarado a “Puertos Intermedios”, luchando en las derrotas ocurridas en Torata y Moquegua.
Al año siguiente se embarcó como voluntario en la flota del capitán Guillermo Brown, participando en el combate de Los Pozos.
En octubre acompañó a Lavalle en la primera campaña contra el gobierno de Entre Ríos, que terminó en un fracaso, y permaneció un tiempo retirado.
En 1836 participó en la revolución de Fructuoso Rivera contra el presidente Oribe y debió huir a Brasil.
Cuando este llegó, encontró los restos dispersos tras la derrota en la batalla de Chascomús, mandados por el coronel Manuel Rico.
Poco después solicitó y consiguió ser enviado a Santa Fe, donde se puso a órdenes del gobernador Juan Pablo López, que se había pasado al bando unitario.
Poco después llegaba a Santa Fe el ejército de Oribe, después de haber destruido la Coalición del Norte en las provincias del interior, y atacó Santa Fe.
Fue capturado y ejecutado ese mismo día; su cuerpo fue decapitado por orden del coronel Santa Coloma.