Dejó su cargo en 1810 para unirse a la primera expedición auxiliadora al Alto Perú como auditor de guerra.
De regreso viajó a Buenos Aires, donde fue secretario del Segundo Triunvirato.
En esa época se enroló en las filas de los federales, dirigidos por el coronel José Javier Díaz.
Más tarde logró llegar a Buenos Aires, donde ejerció como diputado y apoyó al presidente Bernardino Rivadavia.
Tres días después de su muerte, la capital provincial era invadida por el general Lamadrid, que llevó al gobierno a José Francisco Álvarez.