Juan García Oliver

Al año siguiente, llegó a Barcelona, la ciudad que formó sus perspectivas adultas.

Una vez liberado, se exilió en París, y allí estuvo involucrado en complots para asesinar a Mussolini y al rey Alfonso XIII, en el caso de este último durante su visita a la capital francesa en el verano de 1926.

Entre los líderes figuran Eusebi Carbó, Germinal Esgleas, Ricardo Sanz García y Pedro Herrera Camarero.

García Oliver y la comarcal del Bajo Llobregat propusieron ir por todo (es decir proclamar el comunismo libertario) pero hubo unanimidad en contra, y García Oliver se planteó las causas, pareciendo sugerir dos explicaciones: a) la ignorancia del anarquismo; b) la actividad de los grupos disolventes.

Acto seguido, éste atribuyó la destrucción a un bombardeo de la aviación nacional (Témoignages complémentaires pour l'histoire d'Espagne - La guerre civile 1936-1939, Madrid, Gráficas Aragón, 1953).

En Barcelona hubo una serie de enfrentamientos entre grupos revolucionarios y el gobierno republicano.

Entre los primeros estaban los militantes anarcosindicalistas de CNT, FIJL, FAI; y el comunista POUM, principalmente.

La central de Telefónica, en manos de la CNT, fue desalojada por fuerzas del orden republicano lo que provocó el estallido del enfrentamiento; barricadas, muertos, una guerra civil interna en el bando republicano.

Algunos lo consideraron como un traidor hacia al anarquismo español, por haberse comprometido con el gobierno, mientras otros creen que aquellas concesiones eran necesarias para acabar con Franco.